lunes, 6 de diciembre de 2010

Lo que ven, es lo que hacen

El resumen

CÓMO AFRONTAR TENSIONES Y CONFLICTOS CON NUESTROS HIJOS E HIJAS.

En la vida diaria puede ser difícil saber cómo reaccionar cuando se presentan conflictos con nuestros hijos o hijas. Sus enfados nos pueden molestar o poner nerviosos y a veces podemos perder el control de nuestras propias emociones gritando, utilizando el castigo físico como el golpe o el cachete, riñendo o amenazando.
Como padres y madres nos gustaría que esto no sucediera, que pudiésemos controlarlo, porque queremos a nuestros hijos e hijas y no pretendemos hacerles ningún daño. Sin embargo, estos comportamientos de irritación de los padres y madres pueden llevar a pensar en alguna ocasión a nuestros hijos que no les queremos lo suficiente.

Los conflictos forman parte de las relaciones humanas. En ciertas ocasiones el camino que toman los conflictos puede deteriorar la convivencia generando violencia, por ello es importante proporcionar herramientas para resolverlos de manera constructiva. Para empezar, necesitamos que todos los implicados sean conscientes de su responsabilidad en el problema y que tengan voluntad para resolverlo. Igualmente es necesario saber cuándo es el momento de intervenir, cuál es el mejor momento para hablar y cuándo callarse, porque si queremos resolverlo en el momento en que alguna de las personas implicadas en la situación está violenta o enfadada es muy probable que en ese momento no se pueda hablar de manera tranquila.
Resolver un conflicto no es solamente exponer una serie de propósitos de enmienda o de buenas intenciones, implica desarrollar estrategias de resolución de conflictos que empiezan por cambiar pequeñas cosas que mejoren el clima de tensión.

Estrategias para resolver los conflictos de manera constructiva:

1. Mejorar las habilidades de comunicación y de escucha. Es importante promover espacios para que cada persona pueda expresar sus sentimientos sin ser juzgado y si es necesario que cada uno pida perdón a los demás por los errores cometidos.
2. No emplear actitudes agresivas como insultos, reproches o amenazas.
30Para imponer disciplina a un niño o niña en ningún momento necesitamos usarla violencia con ellos, pegándoles o humillándoles.
3. Favorecer la empatía que es la capacidad para ponerse en el lugar de otras personas. Esto nos permite considerar las diferentes perspectivas de las personas implicadas en el conflicto.
4. Negociar salidas concretas. Las propuestas de resolución del conflicto seguramente afectarán a todos los involucrados ya que seguramente todos tendrán que asumir compromisos como parte de su responsabilidad en el problema.

Por otra parte, la falta de control emocional de los padres y madres pueden llegar a ser imitadas por los hijos, como hacen con otros de sus comportamientos, y aprender así a perder también su control emocional, voceando, gritando, riñendo o pegando; y todo ello sin que los padres y madres lo pretendamos.
Por eso es tan importante poder autorregular nuestras emociones y nuestros comportamientos ante nuestros hijos e hijas y ante los demás, y también aprender a interpretar y a comprender las razones de su comportamiento, sobre todo cuando están enfadados y tienen conductas inapropiadas. Para ello hemos de pensar que nuestros hijos o hijas, como cualquier otra persona, necesitan atención, respeto, afecto y reconocimiento. A veces, cuando la persona siente que no tiene este reconocimiento, o que no se lo dan como espera, puede reaccionar con comportamientos de enfado o con llamadas de atención, con oposición a la autoridad y en ocasiones, incluso, con comportamientos vengativos. Esto no suele suceder, sin embargo, cuando la persona se siente atendida; en estos casos nos solemos mostrar contentos, cooperativos y dispuestos al diálogo.
Guía padres 2009.